El 25 de
noviembre se reivindica el fin de la violencia de género. Se denuncia ésta
lacra social, en un contexto patriarcal y machista, que fomenta relaciones de
desigualdad y por tanto, facilita la violencia contra las mujeres.
Sin embargo, por
otro lado, ésta misma sociedad es la que promueve los estereotipos de género.
Es decir, cómo mujeres y hombres debemos comportarnos en todas las facetas de
la vida. Incluida el amor.
Desde la
infancia, nos enseñan que los hombres deben proteger a las mujeres, puesto que
éstas son débiles y vulnerables. Y también se aprende, que el amor es una
emoción arrebatadora que no debe terminarse y por la que hay que “luchar”
incondicionalmente.
En estudios realizados entre adolescentes encontramos datos muy
simbólicos al respecto: las chicas se siguen enamorando del malo de la serie,
el que más liga es el más chulo de la clase, el “Bueno” que será un chico
sensible y empático, es valorado como un “calzonazos o blandito” “bueno como
amigo, pero no como novio”, Ana Meras, en su estudio con adolescentes, encontró
que los jóvenes esperan que sus parejas les quieran, que estén de acuerdo con
sus ideas, que tengan sus costumbres que les comprenda, que se pueda confiar en
ella y que responda como ellos esperan que lo haga “una chica normal”. Y entre
el 15 y el 25% de las chicas esperan que la pareja les de felicidad, seguridad
y protección. Como dice la autora, esta actitud estructura una relación no
igualitaria por definición, pues la protección sólo se puede brindar desde la
asimetría, donde una de las partes se encuentra desvalida y la fuerte le brinda
el apoyo. Se sientan así las bases de poder, en las que ellas ceden su
capacidad de gestionar sus vidas, su propia felicidad.
Así podemos comprender cómo esta forma de pensar, allana el camino
hacia la violencia: La juventud tiende a pensar que la violencia sólo se da en
parejas estables, que el proceso de violencia más duro debe pasar un proceso y
que éste puede tardar varios años. Se ha comprobado que las y los adolescentes
tienen el mito de “esto a mí no me va a pasar” o “eso ocurre en parejas casadas
y con hijos e hijas”.
Los mitos: “con el amor todo se consigue”, “quien bien te quiere te
hará llorar”, entre otros, junto con los comentarios de desprecio que pueda
hacer el chico en la relación. Harán que la mujer se sienta culpable del mal
funcionamiento de la relación. Por tanto, más se esforzará por que todo sea
como a ella le gustaría, y entre minimizar la violencia y la ilusión de cambio,
poco a poco, irá entrando en un agujero negro del que cada día es más difícil
salir.
Una vez la relación de violencia ha comenzado, seguirá un proceso
gradual pernicioso. Por lo que es recomendable evitar llegar a esta situación a
través de una buena formación sentimental.
Éste tipo de acciones va en consonancia con el plan estratégico para
la igualdad de mujeres y hombres en Andalucía, así como en el Plan Estratégico
de Alhaurín de la Torre. Pues a través de ésta formación, incidimos en la prevención
de violencia de género y fomentamos la salud de la ciudadanía. Entendiendo
Salud, como un concepto integral que abarca el bienestar físico, social y
emocional. Y todo ello, desde la perspectiva de género.
Hasta ahora, las campañas en torno al 25 de noviembre
se han centrado en identificar conductas de control y dominio, sin embargo
vemos que no ha sido suficiente, pues no hemos hecho suficiente énfasis en la
necesidad de provocar otra forma de amor posible como prevención real. Es por
tanto, que planteamos el proyecto de “hechos son amores”. Para fomentar
conductas de autonomía e independencia y el concepto de amor como respeto,
compartir, negociar… Y como una faceta más de la vida que se debe cuidar, y en
caso de que no funcione, poner límites.
Este otoño, nuestra
psicóloga Rocío Carmona Horta, impartirá 5 talleres de amor en diversos
institutos de nuestro municipio.